November 2 – The Commemoration of All the Faithful Departed (All Souls’ Day)
3 Catholic Things to Know About All Souls’ Day
1. Black points us to hope.
The color of mourning in the Church is black — but it’s often accented with silver or gold. The dark reminds us of loss; the shine reminds us of resurrection. Even in grief, we hold to the promise that “the souls of the just are in the hand of God” (Wisdom 3:1).
2. Purgatory is mercy, not punishment.
Purgatory is for those who die in God’s grace but still need healing undergo a final purification before entering heaven. Pope Benedict XVI wrote, “Purgatory is the inwardly necessary process of transformation through which a person becomes capable of Christ” (Spe Salvi §47). It’s God’s last act of love in that he is preparing us for the joy of His presence.
3. Our faith teaches that our prayers have power.
During November 1–8, Catholics can receive a plenary indulgence by visiting a cemetery and praying for the souls of the faithful departed. Each prayer, Mass, or act of mercy offered for them is a sign of our belief that death does not have the final word.
Join our parish All Souls Novena and pray for those who have died, that they may know the fullness of God’s mercy and eternal rest.
Español
Tres cosas católicas que hay que saber sobre el Día de los Difuntos
1. El negro nos recuerda a la esperanza.
El color del luto en la Iglesia es el negro, pero a menudo se combina con tonos plateados o dorados. La oscuridad nos recuerda la pérdida; el brillo nos recuerda la resurrección. Incluso en el dolor, nos aferramos a la promesa de que «las almas de los justos están en manos de Dios» (Sabiduría 3:1).
2. El purgatorio es misericordia, no castigo.
El purgatorio es para aquellos que mueren en la gracia de Dios, pero que aún necesitan sanación y someterse a una purificación final antes de entrar en el cielo. El papa Benedicto XVI escribió: «El purgatorio es el proceso de transformación interior necesario para que una persona sea capaz de acoger a Cristo» (Spe Salvi §47). Es el último acto de amor de Dios, que nos prepara para la alegría de su presencia.
3. Nuestra fe nos enseña que nuestras oraciones tienen poder.
Durante el 1ero al 8vo de noviembre, los católicos pueden recibir una indulgencia plenaria visitando un cementerio y rezando por las almas de los fieles difuntos. Cada oración, misa o acto de misericordia ofrecido por ellos es una señal de nuestra creencia de que la muerte no tiene la última palabra.
Únase a nuestra Novena de Todos los Santos y rece por aquellos que han fallecido, para que puedan conocer la plenitud de la misericordia de Dios y el descanso eterno.