July 27 – 17th Sunday in Ordinary Time
There’s a lie many of us believe: that prayer is how I get what I want from God—that if I say the right words or ask enough, I can get God to do what I want.
But Jesus shows us something deeper.
When He teaches His disciples to pray, He doesn’t give them a magic formula. He invites them—and us—into a relationship. He says, “When you pray, say: Father.”
In Aramaic, the word for Father—Abba—is not formal or distant. It’s intimate, like “Dad” or “Papa.” It’s a closeness that invites trust and love, not control or demand.
Prayer isn’t about manipulating God or forcing our plans. It’s about actively opening our hearts to be formed by Him—trusting that He knows what’s best, even when it challenges our desires.
A disciple’s prayer is not passive submission but courageous surrender—willingness to be changed so we can follow Him more fully.
This week, don’t just ask God for what you want. Bring your whole heart and ask Him to shape your desires to His.
Because real prayer transforms us—and shapes how we live.
Español
Hay una mentira que muchos creemos: que la oración es la forma de conseguir lo que queremos de Dios, que si decimos las palabras correctas o insistimos lo suficiente, lograremos que Él haga lo que queremos.
Pero Jesús nos muestra algo más profundo.
Cuando enseña a sus discípulos a orar, no les da una fórmula mágica. Los invita, y nos invita, a una relación. Dice: "Cuando oren, digan: Padre."
En arameo, la palabra para Padre, Abba, no es formal ni distante. Es íntima, como "Papá" o "Papi". Es una cercanía que invita a confiar y amar, no a controlar ni exigir.
Orar no es manipular a Dios ni imponerle nuestros planes. Es abrir el corazón para ser transformados por Él, confiando en que sabe lo que es mejor, incluso cuando eso desafía nuestros deseos.
La oración del discípulo no es una sumisión pasiva, sino una entrega valiente. Es una disposición a ser cambiados para seguirlo más plenamente.
Esta semana, no solo le pidas a Dios lo que quieres. Entrégale todo tu corazón y pídele que moldee tus deseos según los suyos.
Porque la oración verdadera nos transforma y cambia la manera en que vivimos.